El empirismo inglés sumerge el conocimiento en pura psicología, anulando el valor lógico y la realidad ontológica del conocimiento.
Se inicia con John Locke, en el momento en que predomina el punto de vista idealista en la filosofía y el problema metafísico se soluciona con la propuesta sustancialista de Descartes. La sustancia pensante, que es el alma; la sustancia extensa, que es el cuerpo; y Dios como sustancia eterna, infinita y creadora.
De manera que John Locke parte de la filosofía de Descartes pero planteándose el problema metafísico como problema de conocimiento.
La propia intuición de si mismo para Locke es la ruta que nos lleva a la sustancia real que existe en sí misma y por sí misma y que somos nosotros.
Locke parte de la distinción que hace Descartes entre las ideas. Las adventicias, las ficticias y las innatas.
Las adventicias son las ideas que tenemos de la realidad externa, las ficticias son las ideas que imaginamos y que formamos en el alma y las innatas son las que corresponden al espíritu que no son ni externas ni imaginadas.
Locke diferencia dos fuentes de ideas, la sensación y la reflexión. La sensación es el cambio mínimo que experimenta la mente cuando es excitada por los sentidos, es decir, la experiencia externa; y la reflexión es el apercibimiento del alma de ese suceso, o sea la experiencia interna.
Las ideas pueden ser simples, como la idea de extensión, producto de la sensación y la reflexión o en la combinación de ambas, o son compuestas, como la idea de sustancia, es decir formadas por un conglomerado de ideas simples.
Locke distingue de las sustancias, cualidades primarias y secundarias. Las primarias son la extensión, la forma, el movimiento , la impenetrabilidad de los cuerpos, cualidades propias de los cuerpos y las secundarias son las puramente subjetivas, como el color, el sabor, el olor, la temperatura.